No hace
mucho, llegué a mi casa del trabajo y como ya es habitual, no funcionaban los
ascensores. Están dañados desde hace un tiempo porque faltan unos repuestos que
no son fáciles de conseguir en la Venezuela de Maduro. Los técnicos tratan de
“resolver” al mejor estilo cubano como pueden, pero a veces el único ascensor
que a veces funciona colapsa y hay que usar las escaleras. Esto ya es rutina.
Cuando
iba por el piso 4 comencé a sentir un olor extraño, un olor dulce pero NADA
AGRADABLE. Cuando ya iba por el piso 6, no había duda: era el olor
inconfundible de un cadáver en descomposición.
Por el
grupo de WhatsApp del edificio me enteré de lo que estaba sucediendo: había
fallecido un señor que vivía solo en el piso 7 y tenía varios días allí. Los
vecinos de ese piso ya estaban enterados por el olor desde hace un par de días
y habían tratado de contactar un familiar sin resultados.
Se
decidió llamar a la policía, específicamente el CICPC (la Policía Científica). Tardaron
un par de horas en llegar, reventaron la cerradura de la puerta y el hedor fue
como una bofetada. Yo nunca había visto un cadáver en semejante estado de
descomposición, estaba totalmente inflado, parecía un globo. Los funcionarios estaban relajados:
evidentemente era una muerte natural y esa pudrición para ellos es DisneyLandia
en comparación con la Morgue de Bello Monte.
Solo
había un problema… no, no era que había que bajar al muerto por las escaleras.
Había que envolverlo en algo, todos sabemos que existen unas bolsas plásticas
negras, muy gruesas y con una cremallera o cierre, especiales para esos casos.
Se supone que la Policía Científica tiene muchas bolsas de esas… ¿no?, pues no.
Cuando los funcionarios estaban registrando el apartamento en busca de una
sábana, una vecina les preguntó por las bolsas negras: “señor, ¿pero ustedes no
tienen unas bolsas negras especiales para eso?”. Y de la boca del funcionario
salió una frase maldita que todos los venezolanos ya estamos acostumbrados a
escuchar cuando vamos a comprar comida, medicamentos, o cualquier cosa: “no se
consiguen señora”.
Mo me
creo que no haya bolsas para muertos en
un país donde una de las principales causas de muerte es el asesinato… coño, es
el colmo. Creo que, como todo en este país, son costosas y prefieren usarlas en
situaciones especiales de homicidios o cosas mas graves, no en un viejo que
murió solo y lo más probable es que termine en una fosa común…. Al menos eso es
lo que quiero creer.
Los
funcionarios consiguieron un par de sábanas y planearon envolverlo y ponerle
cinta adhesiva, para luego tirar al muerto por las escaleras deslizar el
cadáver por las escaleras.
Como
siempre, la ley de Murphy: cuando crees
que ya nada puede salir mal, algo saldrá mal. El cadáver se reventó mientras lo
estaban tratando de envolver.
Por el
grupo de WhatsApp los vecinos reportaban: “van por el piso 5”, “van por el piso
3”. Cuando por fin se fueron, una vecina informó que los funcionarios
recomendaron limpiar las escaleras con cloro. A partir de ahí, la discusión
entre vecinos era criticar al que no estaba ayudando, decidir si se le iba a
pagar entre todos el cloro a la señora que lo llevó y preguntar cuándo
funcionaría el ascensor.
Nadie
tocó más el tema, nadie manifestó curiosidad por saber exactamente qué le había
pasado al difunto o por qué nunca apareció un familiar. Solo un vecino de
origen llanero comenzó a manifestar su preocupación por la posibilidad de que
el muerto comenzara a “salir” en las escaleras. Todos lo tomamos a broma, pero
cada vez que paso por las escaleras de piso 7 sigo sintiendo ese maldito olor
que no se va, y apuro el paso por si acaso… tal vez el vecino llanero tiene
razón.
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